La Inocencia, primer largometraje de Lucía Alemany, nos lleva al corazón de un pequeño pueblo valenciano, de sus fiestas y de su cotidiano, sumergiéndonos en los meandros de la vida adolescente en este entorno. Realizado en 2019, esta película española es un drama íntimo que hace reflexionar sobre la sociedad española, una ficción que transmite sin embargo una sensación realista.
La obra narra la vida de Lis, una adolescente de 15 años que quiere irse a Barcelona para estudiar circo, aunque sus padres no están de acuerdo. Estamos en pleno verano. Lis vive su vida de adolescente, pasando el día con sus amigas y con su nuevo novio, intentando mantener su relación secreta para evitar los chismorreos entre sus vecinos. Pero llega el fin del verano, el fin del poco de libertad, y con eso Lis descubre que está embarazada, alimentando sus incertidumbres y las tensiones con su familia.
Estéticamente, la película es muy sencilla, desprovista de todo artificio. La sucesión de planos-secuencias, una obra casi como un documental, y los numerosos primeros planos nos da una impresión de realismo. Una obra donde la naturaleza está omnipresente, que capta muy bien el ambiente de los pueblos, haciendo hincapié en la vida cotidiana. Finalmente, la sinceridad de la protagonista y el carácter universal de este tema del pasaje de la infancia al mundo adulto permite que todo el mundo pueda identificarse con esta película.
La música, casi inexistente, se opone entre músicas tradicionales del pueblo y músicas más modernas, representando esta brecha entre dos generaciones que no se entienden. El apoyo que busca Lis no lo encuentra en su entorno, entre una madre con valores tradicionales pero que intenta entender a su hija y un padre autoritario e intolerante dentro de una familia patriarcal.
Todo eso destaca una cierta sencillez en la película que es agradable. Pero, a pesar de este realismo, presenta también una visión un poco estereotipada de los jóvenes, que se rebelan, que van a fiestas, con padres severos y tradicionales. A pesar de la trama poco original y de los personajes, un tanto pasados de moda y arquetípicos, tiene el mérito de conmovernos.Por otro lado, esta obra de Alemany consigue alejarse de los estereotipos con la figura del novio que, a pesar de las apariencias, quiere responsabilizarse y tener el bebé, a diferencia de Lis, y también con una protagonista que se rebela contra su “amiga” que la juzga a ella y a la madre de su amiga.
La protagonista, asfixiada en esta micro-sociedad que constituye su pueblo, se presenta como muy valiente. Sabe lo que quiere y se pelea para obtenerlo y para volver a ser la persona que quiere, a pesar de la presión de sus amigas, de su familia y de su pueblo. Lis se construye a través de sus experiencias y de sus descubrimientos, pero sin nunca perder totalmente su pureza, su inocencia. La Inocencia es como una construcción identitaria, un viaje iniciático.
Coralie Finck, CEAL
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