La última novela de Elsa Osorio, Doble fondo, se publica en 2017 en un contexto de una peligrosa regresión de los Derechos Humanos en nuestro país, donde algunas personas condenadas a cadena perpetua por crímenes de lesa humanidad están bajo arresto domiciliario en lugar de permanecer en prisión, mientras que varios miembros del gobierno de Mauricio Macri expresan comentarios negacionistas sobre el número de desaparecidos durante la dictadura argentina. Elsa Osorio combina en Doble fondo la eficacia de una novela arrebatadora, el lirismo de la novela iniciática y el homenaje a los desaparecidos de la dictadura argentina.
A todas luces, Doble fondo combina la eficacia de una novela arrebatadora y el lirismo de la novela iniciática. El libro empieza como una clásica novela policíaca. Pescadores encuentran el cuerpo de una mujer en La Turballe, cerca de Saint-Nazaire, en Francia. Muy rápidamente, la duda se cierne sobre su verdadera identidad, así como sobre las causas de su ahogamiento. Los personajes arquetípicos aparecen entonces: un periodista obstinado, dirigiendo la investigación en paralelo con un viejo policía paternalista y un poco desilusionado, él mismo enfrentado a una jerarquía reacia. La novela es particularmente apasionante porque la trama se intensifica a medida que el relato se desarrolla, los giros y vueltas se acumulan, y hay que esperar a la aceleración de las últimas páginas para finalmente llegar a la resolución. Sería suficiente para hacer de Doble fondo una agradable lectura de verano. Pero Elsa Osorio le da una dimensión muy especial poniendo la cuestión de las víctimas de la última dictadura militar argentina en el centro de su trabajo.
Paralelamente a la investigación de la esposa de La Turballe, otra historia se desarrolla a lo largo del libro, que comienza un cuarto de siglo antes, en 1978. Retrata el viaje de Juana, una guerrillera sobreviviente de la tortura practicada por la junta militar de Jorge Videla. Para salvar su vida, pero también la de su joven hijo y la de muchos de sus camaradas, aceptó cooperar con el régimen. Al hacerlo, Juana se condenó a una existencia de secreto, silencio e incomprensión por parte de quienes la conocían. El encuentro casual de un hombre en un tren, un fotógrafo llamado Yves, decidirá lo contrario. Progresivamente, el lector reconstruye los vínculos entre las dos historias. Entre ayer a hoy, entre París y Buenos Aires pasando por Marsella, adopta los puntos de vista de varios personajes, expresados a veces en estilo indirecto, a veces en primera persona. Luego, Doble fondo representa un sobresaliente homenaje a los desaparecidos de la dictadura argentina el homenaje a los desaparecidos de la dictadura argentina.
Para empezar, el lector se enfrenta a las prácticas criminales de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), el centro clandestino de detención tristemente famoso por haber hecho desaparecer a los prisioneros anestesiándolos y arrojándolos al mar en avión con los famosos “vuelos de la muerte”. Se sigue las intrigas de su director, el ambicioso almirante Massera, el cual trabaja también en el Centro Piloto de París, en un contexto de relaciones conflictivas entre los principales responsables dictadura argentina y el Estado francés. El recuerdo de estos episodios aún está fresco en su mente. Hace apenas dos años, el 29 de noviembre de 2018, el tercer juicio de la ESMA dio lugar a la condena de 48 exmilitares por crímenes de lesa humanidad, por ejemplo. Si bien el sistema de justicia se ha apoderado afortunadamente de las acciones de la dictadura, la ficción está demostrando ser una forma complementaria y sensible de rendir homenaje a sus víctimas, incluso cuando éstas han sobrevivido.
No obstante, en Doble fondo, estas víctimas no están encerradas en este estatus. Su heroína, Juana, sabe mostrar audacia e ingenio a costa de sus carceleros. Repite sus nombres sin cesar, “como una lenta letanía, una oración pagana”, para el día en que tendrán que pagar. Sobre todo, no puede reprimir el instinto de libertad que la impulsa, despertado por Yves. Otros protagonistas, como el padre de su hijo, aceptarán con más gusto la arbitrariedad de un medio represivo.
En definitiva, la ingeniosa construcción romanesca de Elsa Osorio es una entretenida novela policíaca que finalmente aparece como una tragedia moderna. La curiosidad del lector, y a veces el escepticismo ante las múltiples hipótesis planteadas durante la investigación, va seguida de una emoción creciente, que culmina en el desenlace. Por último, cuando se cierre Doble fondo, se desea saber más sobre esta historia reciente de Argentina, para aquellos que no estaban familiarizados con ella. La combinación de la eficiencia de una novela arrebatadora, el lirismo de la novela iniciática y la dignidad de la tumba conmemorativa de los desaparecidos de la dictadura no estaba al alcance de nadie. Elsa Osorio lo logra, confirmando el lugar preferente que ahora ocupa en la literatura latinoamericana.
Gracias a su escritura vertiginosa y conmovedora, Elsa Osorio nos recuerda en Doble fondo que las palabras Memoria, Verdad y Justicia siguen siendo relevantes hoy en día.
Adrien Lavergne, président
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