Durante la dictadura franquista, se impuso en España una memoria única y oficial, la de los vencedores para ahogar, borrar la memoria de los vencidos. El trabajo de memoria en España fue y queda un trabajo complejo, sobre todo después de 3 años de guerra civil y de 36 años de dictadura. En efecto, cada español tuvo republicanos o franquistas en su familia, entre sus amigos, o conoció acontecimientos, por ejemplo. Así, después de la ley de Amnistía de 1977, la ley de Memoria Histórica de 2007 obliga a los españoles mirar hacia atrás, hacia el pasado. Hoy, unos no quieren volver al pasado, otros sí, y entre ellos la mayor parte no quiere venganza, no quiere tampoco castigos o pedir reparación financiera, sino que desea dar una sepultura decente a sus abuelos, padres o amigos.
¿En qué el periodo de la Transición democrática sigue influyendo en el trabajo de recuperación de la memoria histórica en España hasta nuestros días?
I. Las raíces históricas del conflicto memorial español A. La Transición democrática (1975-1982) Hay que remontarse a la Transición democrática para entender las claves del debate acerca del tema y de la ley de Memoria Histórica. El paso a la democracia, y la estabilidad de ésta, se basaron en varios puntos. Para empezar, se basaron en la monarquía porque era a la vez el régimen escogido por Franco, y el representante de una dinastía. Además, Don Juan de Borbón se había opuesto al régimen de Franco, y se había exiliado, lo que daba legitimidad a la monarquía en el momento de dar vuelta a la página. Luego, se basaron en los partidos políticos, con voluntad de evitar otro conflicto. Buscaron el consenso. El recuerdo del trauma de la guerra civil llevó a todos a evitar las tensiones. Hoy en día se cuestiona la idea de consenso. En este contexto, la ley de Amnistía de 1977 evidenciaba la voluntad política de no volver sobre el pasado. B. La ley de Amnistía (1977): ¿Hacia la reconciliación? Los artículos de esta ley fueron muy largos, generales y permitieron la liberación de numerosos militantes antifranquistas que quedaban encarcelados, aún en 1977. Pero, al mismo tiempo, la ley suponía que los republicanos nunca pudieran exigir purgas o entablar un juicio contra los dirigentes franquistas. No hubo juicio ni condena como los procesos de Nuremberg después de la dictadura nazi en Alemania, por ejemplo. Al inicio, esta ley fue considerada como positiva, necesaria para volver a construir el país. Hoy, esta ley de Amnistía está criticada. En efecto, tiene el apodo de “ley punto final”. Ya no se puede hablar del pasado ni pedir justicia. Por añadidura, algunos dicen que la Transición democrática, y pues esta ley, permitieron el “olvido”. Se habla del “pacto del olvido”. Por fin, según cuantiosos historiadores y algunos protagonistas de la nueva Constitución española, había que ser pragmático, hablan de un “pacto del silencio”.
II. Los avances y límites del trabajo de recuperación de la memoria histórica A. Un trabajo de recuperación de la memoria histórica incompleto (1975-2000’s) Entre 1975 y los años 2000, el trabajo de memoria fue en gran parte el trabajo de la sociedad civil, es decir de intelectuales, artistas e historiadores. Hubo muchos trabajos de historiadores extranjeros en la guerra civil y en la dictadura como los de Antony Beevor. Podían hablar sin que explotara un debate conflictivo. Realizaban un trabajo objetivo de búsqueda, sin comprometerse, no se trataba de los miembros de su familia. Pocos numerosos fueron los trabajos de historiadores españoles porque era un tema demasiado espinoso, personal y los historiadores españoles no se atrevían discutir del asunto. Muchos intelectuales como cineastas rodaron películas muy interesantes como Carlos Saura con ¡Ay, Carmela! (1990) y Ken Loach con Tierra y libertad (1995). Autores españoles escribieron novelas notables como Manuel Rivas con El lápiz del carpintero (1998). Estas novelas tuvieron éxito con los lectores españoles y en la opinión internacional. No obstante, en todas estas obras, se hablaba de la dictadura, de la guerra y de los héroes, pero no se aludía a todas las víctimas. B. Desde 2004, la memoria evoluciona, entre adelantos y debates violentos A partir de 2004 y de la llegada al poder de José Luis Rodríguez Zapatero como presidente de gobierno, el poder político fomenta el debate a propósito de la memoria histórica. Se abre una comisión entre todos los ministerios españoles el 11 de septiembre de 2004 para que los representantes políticos reflexionen en una ley. 2006 fue declarado año de la Memoria Histórica en España. Después de 4 años de debate, la ley de Memoria Histórica es votada el 26 de diciembre de 2007. La meta esencial es reconocer a las víctimas del franquismo, es decir un reconocimiento oficial del Estado. La mayor parte de la sociedad española se atreve hablar del franquismo, como lo demuestran los testigos de los acontecimientos, las novelas como Inés o la Alegría (2010) de Almudena Grandes, El tiempo entre costuras (2009) de María Dueñas o la magnífica obra de Javier Cercas, Soldados de Salamina (2001). En la televisión, hay series como Cuéntame cómo pasó que conoce un gran éxito. Sin embargo, parece muy difícil juzgar a los franquistas, como lo muestra la película El silencio de otros (2018) de Almudena Carracedo y Robert Bahar. En 2008, el juez español Baltasar Garzón, famoso por haber trabajado en los crímenes de la dictadura de Pinochet en Chile, propone trabajar en casos de desapariciones en España durante el golpe de Estado de 1936. Garzón declaró que Franco, con 34 jefes franquistas organizaron un plano de exterminio sistemático de sus oponentes políticos y de una represión que acabó con al menos 114 266 personas desaparecidas, de las que no se ha dado razón de su paradero, y que a su juicio constituye un contexto de crímenes contra la humanidad y de actos imprescriptibles. Algunos meses más tarde, la Audiencia Nacional declaró al juez Garzón incapaz para investigar. Fue una decisión del gobierno español que hizo imposible el trabajo de justicia. Los argumentos aducidos en contra de su proyecto de investigar los crímenes franquistas eran la existencia de la ley de Amnistía y que la inclusión en el derecho internacional del concepto de crimen de lesa humanidad es posterior al periodo en que se cometieron gran parte de los crímenes franquistas. En 2010, el juez incluso recibe una queja de la extrema derecha española. Desde Argentina se está intentando llevar a cabo el proyecto de Garzón. De este modo se pretende agradecerle al juez Garzón su labor a favor de la justicia en los países del Cono Sur.
En definitiva, el trabajo de recuperación de la memoria histórica es largo, inacabado y sigue suscitando debates violentos en la sociedad española. Cabe destacar que el movimiento de recuperación de la memoria histórica en España debe seguir existiendo para responder a la expectativa de numerosos españoles, víctimas directas o indirectas del franquismo. Del mismo modo que Emilio Silva, fundador de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), es posible abogar por una democracia moderna, para no bailar en “una España sembrada de cadáveres” (Las fosas de Franco, 2011).
Adrien Lavergne, président
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