Lo que a veces conocemos son las orígenes de los carteles en América Latina, es decir la guerra de la droga en Colombia. No voy a contaros la historia de Pablo Escobar. La conocen por la mayoría de vosotros. Pero México me pareció como un caso muy interesante porque cada vez más aparece como el país más peligroso de América Latina por su guerra de droga.
¿Qué es un cartel? Un cartel es una organización ilícita vinculada al tráfico de drogas o de armas. Pero hoy, no voy a centrar este artículo sobre la historia de esos carteles, de los jefes, de los eventos de la guerra de la droga en México. Pero voy a daros un panorama de reflexión sobre la situación hoy. ¿La guerra de la droga está terminada? ¿Todavía hoy podemos hablar realmente de carteles?
Para empezar, un poco de Historia:
El nacimiento de la mayoría de los cárteles mexicanos se remonta al antiguo agente judicial mexicano, Policía Federal Miguel Ángel Félix Gallardo ("El padrino"), que fundó el Cártel de Guadalajara en 1980. Tuvo que dividir su oficio cuando se extendió. Cuando Gallardo fue detenido en 1989, el cartel de Guadalajara desapareció y empezaron a competir por las rutas de tráfico hacia Estados Unidos.
Uno de los principales factores que impulsó la guerra contra las drogas es la voluntad de las personas, principalmente de clase baja para ganar dinero fácil uniéndose a las organizaciones criminales, y el fracaso del gobierno para proporcionar los medios legales para la creación de puestos de trabajo bien pagados.
El 11 de diciembre de 2006, el presidente Felipe Calderón envío tropas en Michoacán para poner fin a la violencia provocada por los cárteles de la droga allí. Eso provocó una mutación radical del paisaje criminal. De hecho, antes de 2006, había unos diez carteles en México. Pero Calderon decidió hacer una prioridad eliminar a los jefes de los carteles porque pensaba que tenían una jerarquía, una organización vertical, pero en realidad se trataba de una organización horizontal. Entonces, el paisaje criminal se fragmento y los carteles empezaron una concurrencia violenta. Entre 2006 y 2012, hubo 60 000 muertes, tanto civiles como criminales, terroristas. Los grupos más afectados por las detenciones fueron los cárteles del Golfo y Los Zetas. En 2019, al final, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) declaró que se había acabado la guerra contra el narco, y que "buscaría la paz". Sin embargo, los comentarios del presidente fueron recibidos con duras críticas, esto debido a que la tasa de homicidios durante su gobierno.
¿Los carteles siguen existiendo en México?
Muchos especialistas dicen que no. Según una investigación del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Florida, en Estados Unidos, los narcotraficantes de las nuevas organizaciones criminales poseen en la actualidad bajo perfil, son sofisticados, con más educación, reunidos en pequeños grupos y con una visión global (invierten en empresas de nuevas tecnologías). Tienen sus propias redes de acopio y procesan de manera diferente.
Oswaldo Zavala (periodista y profesor de literatura en la Universidad de Nueva York): “Los carteles” son el reflejo de una visión muy americana del crimen organizado, y que ya existía hace más de 30 años. Las series, los medias, las autoridades americanas y mexicanas los presentan como organizaciones muy poderosas, independientes del Estado y capaces de superar a su poder. Eso refuerza el consenso sobre una respuesta militarista a ese problema, mientras que los hechos han demostrado su ineficiencia.
Sin embargo, para los Estados Unidos de Trump, no hay debate: los carteles son “organizaciones terroristas”. De hecho, hay organizaciones muy poderosas en el Norte de México: son el intermediario para que los Estados Unidos importen decenas de toneladas de drogas. Podemos tomar el ejemplo de Ciudad Juárez: hubo dos guerras criminales en diez años. Entre 2008 y 2012, 10 000 murieron por la guerra entre el cartel de Juarez y el cartel de Sinaloa, dirigido por el famoso “Chapo”, Joaquin Guzman.
En 2019, las autoridades mexicanas intentaron arrestar a Ovidio Guzman, su hijo. Pero eso provocó una reacción muy violenta de los carteles criminales. Podemos pensar que representa una demostración de unos carteles todopoderosos que pueden rivalizar con los Estados, pero al revés que esos carteles solo reaccionan cuando sus intereses fundamentales están en gran peligro. Además, algunos especialistas dicen que el proyecto de los carteles no es actuar en contra del Estado sino navegar dentro de él.
También, aparte de esos carteles, hay pequeños ejércitos que no tienen suficientes recursos para solo organizar un tráfico de drogas, y entonces sus actividades son mucho más largas (extracción de recursos financieros por rescates, etc.)
Por fin, los “nuevos carteles” tienen muchos medios de comunicación, varias redes: banderas en lugares públicos, hojas de papel sobre cadáveres, cadenas en Whatsapp, publicaciones en Facebook, etc. Los grupos que utilizan esos tipos de comunicación para la población no toman el tiempo de comunicar directamente con las autoridades, o con actores locales, y por eso el control es más distante, más frágil, más débil.
¿Y hoy exactamente?
En México y en América Latina, la palabra "cartel" aterroriza a toda la gente, y de hecho siguen existiendo en la forma porque hacer parte de un cartel crea un sentimiento de pertenencia. Philip Luke Johnson, buscador en la universidad de Nueva York, nos dice que en los países americanizados o simplemente occidentales, “se ha vuelto una marca. Hoy a toda la gente le gusta la palabra “cartel””.
El 5 de octubre, encontraron unos ventiuno cadáveres en Zacatecas, en el centro de México. Eso nos muestra como todavía hoy, hay mucha violencia en el país.
¿Las restricciones vinculadas al coronavirus han limitado el poder de estas organizaciones?
Un reporte del ACLED (Armed Conflict Location & Event Data Project) nos dice que las restricciones para mantener a raya el virus no impactaron en la violencia contra los civiles ni en choques entre grupos del crimen. Las medidas de confinamiento decretadas en México para contener la expansión del coronavirus Covid-19 impactaron a la baja los índices de robo y secuestro, más no perturbaron las actividades de los principales cárteles de la droga, que incluso aprovecharon la emergencia sanitaria para expandir su influencia. Por ejemplo, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) aumentó sus actividades en los estados fronterizos, particularmente en Tamaulipas.
Para concluir, en 2019, hubo 30 000 homicidios voluntarios, y más de 40 000 desaparecidos estimados. Pues, la guerra de la droga, de alguna manera, sigue existiendo en México a través de los carteles y de la violencia. Sin embargo, aunque una cierta forma de corrupción sobreviva, los carteles como están presentados en Narcos o Narcos México, como lo saben, no representan la realidad. Hoy las organizaciones son mucho más divididas y modernizadas. Por eso no podemos hablar realmente de “carteles de droga”. Esa palabra, la utilizamos aquí en Europa, pero la realidad es mucho más complicada.
Laura Féret, pôle communication, le 12/10/2020
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